(26.12.2004-Tailandia)
Se detuvo el reloj
y las olas devoraron todo
engullendo en sus espumosas fauces
la vida serena de aquel 26 de Diciembre.
En el rastro de la hecatombe
un reloj en el fango marca
las 20, 20 hrs. y se detuvo en silencio
en las almas y en los ojos de todos.
Un río de ilusiones escapa por la pequeña ladera
llevándose en ellos miedo y pavor
en la nada de la nada misma.
Ahora con el grito silencioso de mi boca
colgando de los miedos terrenales
recorro lo poco que queda y
lo mucho que se fue..
un día después de la nada.
Unas manos fantasmas se aferran a mi vida,
granos de arroz me dibujan el rostro
y en lágrimas se convierte mi diario caminar.
En el agua, flota una muñeca rota,
sin niños ni juegos... solitaria...
buitres, fantasmas sin voz ni llanto,
miradas perdidas en un turquesa de horror.
Nada... solo otra infancia detenida.-
Y ahora te busco y te busco,
entre miles de rostros que nunca quise ver
que nunca quise conocer .
Así camino ente despojos humanos
y el mundo parece burlarse bajo mis pies
y siento la guadaña de la muerte
silbando, susurrando su obra destructora..
Ahora, la luz ya no cabe en mis ojos
y la culpa y el dolor me envuelven
en este naufragio de almas
sepultadas bajo mil cielos negros.
Quizás un Judas permanezca entre los muertos,
Y hasta un Jesús, invisible reciba
a los que ya partieron.
Hoy, camino con mi duelo eterno como cayado,
Yo, hijo de la vida que me deja a la deriva,
Como Hijo de la sombra: vacío, eterno, abrumado...
invisible.
Manos miles de manos, ojos, cuerpos,
me llaman, me siguen y lágrimas negras
se me descuelgan del rojo de mis ojos;
lágrimas que ya no puedo atrapar.
Sólo frente a la inmensidad de la nada,
me detengo entre el fuego y el agua,
entre la angustia y el mudo paisaje
entre el lodo y la desolación
-mágica contradicción de la vida-
sólo frente a mis muertos que no velaré,
sólo sin saber ni siquiera mi destino.
Un día después de la nada,
la vida se hace rugido en mis huesos,
la vida se me hace guiñapos,
la vida se me escapa en esos cuerpos.
Un día después de la nada
mis pasos perdidos se duermen
y mi incrédula pupila
aprende que no bastarán mil lágrimas
para saber que un día después de la nada
todo se ha esfumado
las risas y los sueños
el amor y mis raíces
en un solo día...
y estoy frente de la Legión oscura de la vida,
del batallón que sin aviso, partió sin rumbos
sin plegarias antedichas, sin caminos delineados
y se ha quedado dormido en este osario de arenas.
Más yo, sé que en algún instante sereno,
el beso invisible suavizó los párpados
y dio el adiós como un pacto de silencio,
Todo... todo
Un día después de la nada.
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