  

Juan, habló de la María, la muchacha de la esquina, la de la
sonrisa triste, la que tiene cinco chiquillos ¡ Jesús ¡ cinco, de
padres distintos. Y de la Juana, la de la otra esquina, la que
siempre va a misa, se pasea por Yumbel, la misma que no irá a la
María porque tiene cinco lindos chiquillos cinco, de padres
distintos, y ella la Juana ya tiene sangre inocente en las
manos.
Sí. Yo recuerdo a la María, siempre en cama, nueve
meses ni un sólo aborto, ni siquiera una inyección. Sea como sea,
la María ella nunca perdió una vida y tú la vez ahora inocente la
sonrisa, brillantes sus ojitos y tan re lindos los
chiquillos.
Claro, que a la María se le borró la sonrisa y la
voz dulce de antes es un grito lastimero y yo, que soy
mujer.
Pero, mujer de verdad se me engrifan hasta los
pelos, la voz de rabia se me atasca y como fiera en celo defiendo
a la que dicen que tiene cinco chiquillos, cinco, de padres
distintos.
¿Recuerdas, cómo era la María ? Linda y buena
mujer que por cosa de la vida está como flor deshojada: pa’ los
hombres : caliente pa’ la gente de bien: mala mujer.
¡ Putas,
que me gusta la María! con su rabia, con su pena con su voz fuerte y
chillona y con esos cinco lindos chiquillos ¡ Jesús, todos de padres
distintos!






Imagen Central Cris Ortega (Mis agradecimientos por su
permiso)

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