Anneliesse Marie (Anne) Frank

12.06.1929
Marzo 1945 BERGEN-BELSEN

06.06. 1944
06.06. 2007

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(Bergen Belsen - Fue uno de los tantos campos de concentración de los Alemanes)

 

Campos de Exterminio
 

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Bergen - Belsen

  María Cristina Aliaga Luna /Loba Maluna

Allí estuve y lo supe hoy,
justo hoy que la niebla abraza mis recuerdos.
La tuve en mis brazos rogándole que no temiera.
Estuve en su estómago rogándole que no crujiera.
Me apegué a su costado diciéndole que viviríamos,
que ellos, los fuertes, los rubios y excelentes,
que los corruptos casi siempre tienen la misma mirada
y que además, por esas cosas de la vida
solo eran un accidente en las vidas nuestras.
¡! Que vidas!!
Me miraba por entre la sombra de sus ojos.
Me miraba por entre la sombras de su dolor dolido.
Me miraba por entre la sombra de su pánico enardecido.
Y yo,
Sombra de su sombra,
con ese mismo dolor
con esa misma pena
con ese mismo miedo
le cantaba una canción de cuna.
Duérmete mi niña,
Duérmete mi amor.
Duérmete…….……..
Mas yo veía como su piel tan joven
Se iba llenando de grietas como el tiempo vivido
Y los ojos por segundos se quedaban quietos,
Sin querer mirar sin querer ver.
Y en la espesura de las noches frías
salían las penas como agua del arroyo
y salían los dolores como espigas para el pan
y crecían los miedos y se agigantaban en nuestros espíritus.
Y los ojos y las manos y las marcas y los hornos,
y la inanición y la sed y el desamparo
se iban adhiriendo a nuestros huesos solo por inercia.
Y de la lágrima hicimos esperanza.
Y del pánico hicimos valentía.
Y del hambre hicimos fortaleza.
Y de las marcas y los números hicimos océanos de luz
Y hoy que el tiempo pasó cruel y voraz a ratos,
blanco y esperanzador los menos,
hoy que la neblina se disipa lenta, silente
justo hoy, en un día esperado como hoy, Hoy,
justo hoy, en que el enemigo ha sido vencido
nos encontramos frente a frente
con sus miedos y los míos.
Son los mismos… solo que del otro lado,
quizás menos sinceros
quizás menos blancos.
Pero miedo al fin.
Pero orgullo al fin.
Pero esperanza al fin.
La tuya… de vivir, de llenar los huesos
de llenar el espíritu de fuerzas
de llenar las fuerzas de recuerdos
de llenar la memoria aterrorizada
de las dantescas imágenes que un día vimos
para que no se borren
para que no se olviden
para que nos enseñen
porque al final de todo,
queramos o no, éramos todos seres humanos
y nunca sabremos en que recodo del camino
se nos fue la humanidad,
porque jamás fuimos tragedia ni estadística,
Solo fuimos un grupo de diferente etnia.

Fue justo hoy, cuando un temblor de miedo
me sacudió el alma.
Fue justo hoy en que tus ojos bañaron los míos.
Fue justo hoy que lloramos abrazados.
Por todo lo perdido… por todo lo ganado.

Y nos rió una lágrima.
Fue justo hoy que las silabas se me escapan
y se me anudan en el cuello como ciñendo penas
Mas, fue justo hoy y recordé que en mis pupilas
lloraste un día como la adolescente que eras,
Y aquel niño de entonces, no te olvida
mi Ana Frank querida, mi querida Anneliesse Marie.

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El derecho a la rosa roja

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Se venía de golpe,
Iba anunciándose entre brumas,
dolores venia derramando, penas venia sembrando.
Era gris, casi negroscuro en la muda palabra
que se trepaba por los labios resecos
y no escapaba jamás, allí se acurrucaba temblando.
Así fue como esta mente recuerda
perecieron los vocablos, los ideales y los deseos
y un día gélido, poco amable, y lleno de estigmas
y anunciándose como un mal sueño
apareció en nuestras vidas.
Y ya no fuimos alegre
Y ya no fuimos futuristas
simplemente la vida nos cogió
así de golpe.
Como quien coge un hueso
y nos clavó los dientes
y nos hincó la garra
y allí quedamos… mudos
descontentos.
abrumados.
aterrorizados.
Tras una muralla de silencios.
Tras una muralla de dolores.
Tras una muralla de susurros callados.
Sin querer íbamos quedando anquilosados,
inermes por infinitos segundos
y sin saber la verdadera razón
volvíamos a quedar aferrados
a esa estéril música que burlesca caía de los salones
Y aunque nos desgarrábamos en estremecimientos soñábamos. ¡!si, soñábamos!.
Soñábamos con la palabra comer
con la palabra beber
con la palabra abrigo
y con la palabra mañana
que se nos iba de entre los dedos
como la escarcha que nos cogió muy de madrugada
bajo el manto húmedo del silencio.
El máximo placer era…sobrevivir.
de pronto, la garganta se nos desabrochaba
y el caudal de mares nos bañaba el rostro
y no hubo nada… solo agitación y espasmos
y no hubo cristales y no hubo cantos.

Allá estábamos, huérfanos de padre y de vida,
muriendo lentamente en la soledad,
en ese aislamiento tan lleno de gente
y de quejidos que nos impedía pensar.
En el que nada podíamos ver
y sin querer lo vimos todo.-
Y el terror nos marcó las pieles
y del cuerpo se nos cayeron los sueños
y nos fuimos apagando
y nos fuimos escondiendo
y nos fuimos desesperando
y nos fuimos sacudiendo
los espantos y las muertes
y salimos a la calle
y salimos a gritar
y salimos a creer otra vez.
A creer en la vida
y a crear por la vida
y de nuevo entre todos los sueños
entre todas las lágrimas
entre todos los creyentes
entre todos los hermanos
construimos puentes de ilusiones
Y ganamos el derecho a forjar una memoria granítica
y ganamos la guerra
y ganamos el derecho a sonreír
y ganamos el derecho a buscarnos
y ganamos el derecho a la rosa roja
colocada casi en silencio en la tumba
de los nuestros, los que no pudieron sobrevivir.
 

María Cristina Aliaga Luna

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María Cristina Aliaga
Lobamaluna©
Chile Curicó

Auschwitz cambia  de nombre
 

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