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Juan, habló de la María,
la muchacha de la esquina,
la de la sonrisa triste,
la que tiene cinco chiquillos
¡ Jesús ¡
cinco, de padres distintos.
Y de la Juana, la de la otra esquina,
la que siempre va a misa,
se pasea por Yumbel,
la misma que no irá a la María
porque tiene cinco lindos chiquillos
cinco, de padres distintos,
y ella la Juana ya tiene sangre inocente
en las manos.

Sí. Yo recuerdo a la María,
siempre en cama, nueve meses
ni un sólo aborto,
ni siquiera una inyección.
Sea como sea, la María
ella nunca perdió una vida
y tú la vez ahora
inocente la sonrisa,
brillantes sus ojitos
y tan re lindos los chiquillos.

Claro, que a la María
se le borró la sonrisa
y la voz dulce de antes
es un grito lastimero
y yo, que soy mujer.

Pero, mujer de verdad
se me engrifan hasta los pelos,
la voz de rabia se me atasca
y como fiera en celo
defiendo a la que dicen
que tiene cinco chiquillos,
cinco, de padres distintos.

¿Recuerdas, cómo era la María ?
Linda y buena mujer
que por cosa de la vida
está como flor deshojada:
pa’ los hombres : caliente
pa’ la gente de bien: mala mujer.

¡ Putas, que me gusta la María!
con su rabia, con su pena
con su voz fuerte y chillona
y con esos cinco lindos chiquillos
¡ Jesús, todos de padres distintos!


   

     

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen Central Cris Ortega (Mis agradecimientos por su permiso)