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Entonces, fui materia del mar
y en las profundidades quise
edificar mi tumba
y ahí te vi. Oh Muerte...
ahí te vi.
Agazapada, temblando
con tus brazos de algas malditas
y te hablé con odio
al encontrar en tus ojos
la dura sentencia
Y comprendí
que tú tampoco resististe
el pálido mirar de sus ojos mansos
y que tu alma presa quedó
de sus encantos.

Pero, ella era mía
¡ te digo que era mía
cómo el aire que respiro!
Oh, Ángel de la Muerte
cuando yo vaya en busca
de mi Amada no podrás detenerme.

Cuando llegue mi hora
te estaré esperando
en cada esquina del mar
y en el blanco beso de la sal
y seremos tu y yo
dos gladiadores de acero infinito,
Porque para volver a sus brazos
he de vencerte, Ángel de la Muerte.

II.-El Poeta cuestiona el dolor

¡ Oh, Ángel de la Muerte!
¿Por qué he de beberme la hiel de su adiós?
¿Por qué la frialdad de su alma me aprisionó
en sus garras?
¿Por qué, loco, sin remedio, hoy,
vago triste
pregonando al viento mi desdicha
e intentando bañar de azules ilusiones
el castillo de mi alma?
¿Por qué olvidaste
que dibujé arabescos en su risa
y aprendí a amar
en el silabario de sus ojos?
¿Es posible, Muerte, que tú,
seas más fuerte que mi amor?
¿Cómo has podido olvidar
ese día en que la luna
se durmió en sus ojos
y aquellas tardes en que mis
pasos cansados bordaron su calle?
¡Oh, Ángel de la Muerte
no hagáis lívidas las hebras
de mi alma,
alejad de mi este temblor
que azota mis manos.
Bebed mi pena,
Tomad mi angustia
Pero, si tú,
oscuro ángel no eres capaz
de calmar mi dolor
Entonces, yo
te condeno a muerte.

III.- El Poeta recuerda a su amada

¡ Ah...!
con su cabello de trigo
y el ánfora alado
de su cuerpo virgen
era ella todo mi ser.
Antes sus ojos
pulsaba yo cuerdas
de amor para ella
y emitía claros sonidos
de agua cristalina
y el Ángel del Amor
susurraba en mi alma.
Y la vida dulce era en ese entonces.
Recuerdo, dije:
"Bordaré estrellas en el firmamento
y del néctar de las flores
vestiré tu piel de ámbar,
de sol y de luna llena
pintaré amaneceres
pero, no me dejes,
no dejes que el oscuro manto
de la Muerte
silencie tu voz para siempre.

IV.- El Poeta se despide


Aquí queda mi corazón muerto
herido como oscura golondrina.
Aquí quedan
mis hojas de amarga hiel,
mis heridas de amor.
Aquel efebo que amó un día
mi virginal doncella
es un paria errante
en los viñedos del dolor
y se ha enredado
en la corriente espesa
del calvario.

Nunca más su corazón
De almendro en flor.
¡ Nunca más ¡
Hoy soy, un astro muerto,
una llaga en el firmamento,
Hoy sólo soy un dolor
llamado Hombre .


Nota del Autor:

 Este es un Poema "Especial", fue escrito por mi, pero tomando el dolor de un Hombre. Es un Ejercicio Poético. Basado en la incomprensión del ser humano, ante el mar que le arrebató a su amada. (Salió publicado en los Diarios. (Tsunami, el chileno Montes.)
 

 

 

 

Agradecimientos a Peter

 "El amor es algo esplendoroso" en el Piano de Peter Bustamante



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